Si te vas a enamorar, enamórate de alguien que adore verte y escucharte reír aunque a veces tu risa se escuche a cuadras de distancia. No la contengas y que sea capaz de todo por provocarlo; enamórate de alguien que te coja de la mano en público y en privado, que se sienta orgulloso(a) de que alguien tan infinita como TÚ esté a su lado; enamórate de alguien que haga que ese temor que sentías al pararte frente al amor se desvanezca y hasta parezca ridículo.
Si te vas a enamorar, enamórate de alguien que respete tus sueños, tus demonios, tus historias, tu gusto por libros que te rompen la cabeza, del brillo de tus ojos cuando hablas de algo que te apasiona, de estar a tu lado… inclusive cuando caes contra algún muro y necesitas rehabilitación... que aún así, no se atreverá a “guiarte” o cambiarlos, porque sabe que eres fuerte y capaz... y si te equivocas, si la cagas, tienes todo y más para reivindicarte y volver a empezar; enamórate de alguien que te sorprenda; no caigas rendida en los brazos incorrectos solo porque ha pasado ya un buen tiempo y nadie parece tener la esencia que toque tus verdaderas fibras. Enamórate de alguien que se quede a luchar contigo y no contra ti porque lo valen todo.
Enamórate de alguien que se haya tomado el tiempo, espacio y dedicación de ser mejor para cuando tú llegaras. Enamórate sin miedo y sin alarmas, porque será mejor de lo que alguna vez soñaste una noche con medio cuerpo pegado a la pared porque no hay nada más rico que esa frescura. Será real, palpable, vivible. Enamórate sin mirar atrás. Es todo o nada.
Enamórate de una mujer o de un hombre, lo que te encienda. Enamórate de su fortaleza, de su bondad, de todo lo que ha aprendido de la vida y de cómo a pesar de los golpes, no ha perdido el Norte; cuando lo mires directo a los ojos y sientas un milagro, comprenderás cuan importante es la admiración en el amor .