Sólo fuiste un capítulo, no la historia completa



Ha pasado un tiempo y sigo sin poder comprender porque plantaste tantas ilusiones en mí, porque me hiciste quererte e incluso amarte, para qué elevarme hasta el cielo y hacerme volar entre nubes si después me harías caer, ¿para qué? me sigue pareciendo absurdo e ilógico haber hecho tantas cosas para tenerme contigo, a tu lado. Con aquellos halagos y detalles que parecían sinceros, lograste hacerme sentir verdaderamente hermosa. Me ayudaste a ser una mejor persona. Llegué a creerme el que yo era importante para ti, porque inclusive me llegaste a dar el poder de opinar sobre tus decisiones, llegaste a incluirme en tus planes y tus sueños, sin importar que estos tuvieran un largo plazo, porque me hiciste suponer que no habría un final. Me otorgaste un lugar que con toda sinceridad te diré que yo no buscaba, pero creo que también fue merito mío el obtenerlo, pues me di completa a ti, correspondiendo al amor que decías sentir por mí.


Me hiciste florecer sin importar si fuese o no primavera, mi alimento terminaban siendo esas falsas promesas. Me ilusionabas con aquellas mentiras que con facilidad te creía, puede ser que por tonta e ingenua, pero también porque llegué a confiar ciegamente en ti, fuiste tú quien se empeñó en que fuese así. ¿Cómo sospechar siquiera que eras un experto en mentiras cuando aparentabas perfectamente bien estar enamorado de mí? Y sabes, a decir verdad ni siquiera sé porque te dejé entrar, bueno, en realidad lo sé. Yo no te esperaba, ni te buscaba y cuando apareciste me rehusaba a aceptarte en mi vida, pero de alguna u otra forma lograste entrar y ocupar un lugar importante en ella. Te empeñaste por ser parte de mis días, tu forma tan desapercibida de llenar de ti esos huecos que yo tenía y el afán de hacerme sentir la necesidad de sentir algo diferente, siguen doliendo.

Quisiera que alguien me hubiese hecho ver que tus palabras tenían fecha de caducidad al igual que el ¨amor¨ qué decías sentir por mí. No sé para qué tanto teatro, tanto tiempo invertido en enamorarme y tantos detalles. Todo para finalmente marcharte con una sonrisa en los labios declarándote vencedor y es que para ti fue una hazaña lograr obtenerme, enamorarme y herirme con tu partida, sin importarte mis sentimientos. Y quizás, tal vez como tú, llegué a pensar que no tendría salida, que me hundiría, pero me subestimé.

 No he de negártelo que sentí hacerme pedazos. Que pasé horas incontables encerrada en las cuatro paredes de mi habitación llorándote. Que perdí el ánimo, el apetito y la ilusión. Que lo último que quería era convivir con las personas que estaban a mí alrededor y que ver aquellas fotografías de los momentos que pasamos juntos, solo lograban que me derrumbara aún más.

Pero entonces toqué fondo con aquella noticia en la que me hicieron saber que estabas ya con alguien más. Todos esos pequeños fragmentos de mi fueron pisados brutalmente. Mi situación se tornó crítica, esa mujer en la que me convertí después de ti no era yo y sinceramente no quería verme más así. Ni siquiera puedo especificarte de donde logré sacar fuerzas para reincorporarme, me costó mucho ponerme de pie pero finalmente lo logré. Aquella noticia es verdad que terminó por destruirme pero también me dio la oportunidad de reconstruirme.

Con aquella noticia pude comprender del porque pedirme tiempo, el porqué de tu ¨confusión¨, tu falta de interés y de tiempo hacia mí y aquellos gestos, detalles y palabras de amor que poco a poco fuiste perdiendo. Sigo sin comprender como tan fácilmente me dejaste de querer. Como de la noche a la mañana encontraste a alguien más y tomaste apresuradamente la decisión de que a ella le iba mejor mi lugar. Solo me dejaste ver que realmente nunca fui suficiente para ti, no importó que diese todo de mí o tal vez en realidad nunca me quisiste, solo así es que pudiese comprender.

¿Sabes que duele más dentro de todo esto? Haberme llenado mil veces la boca diciéndole a la gente que estaba con la mejor persona del universo. Haberte presumido tantas veces me fue posible y haberte subido a un pedestal, en el que claramente nunca debiste estar. ¿Sabes por qué? Porque terminé como una tonta y una mentirosa frente a todos. Porque terminaste tapándome la boca, mostrando todo lo contrario a lo que yo decía que eras. ¡Duele! Eso ha dolido bastante, el decepcionarme así, el crear estándares que no supiste cubrir.

Ni siquiera has de imaginar que en su momento todo el amor que llegué a sentir por ti se convirtió en desprecio. Llegué a odiar tu nombre, tu persona, cada uno de tus recuerdos, tus besos, las falsas promesas, las tontas palabras, cada sueño y cada plan que hiciste que se esfumaran en un parpadear. Llegué a sentir desprecio porque yo no pedí tu llegada y porque sin importar cuanto me hubiese costado reconstruir mi corazón y prometer que lo ¨cuidarías¨, te fue sumamente fácil romperlo como si nada.

Pero hoy, hoy me siento curada de ti. Porque entendí que ese odio solo me lastimaba a mí y porque de mí no mereces siquiera ese sentir. Antes no lo veía así, pero hoy te agradezco el darme la oportunidad de en algún futuro cuando me sienta preparada encontrar a un hombre de verdad, uno que sepa amar y hable con sinceridad. Estoy preparada para perdonarte y soltarte y decirte que solo fuiste el autor de mis heridas, ahora el de mis cicatrices más no mi asesino, porque hoy, hoy vivo más plena que nunca, deseando no volver a mirarte y que quedes en el pasado como una lección que tenía que aprender; y es que me enseñaste que no todos sabemos querer y que el corazón se debe dar de poco en poco y no confiar tan ciegamente como yo confié. Y si pudieses hacerme un favor: no vuelvas cuando mires que sin ti me encuentro muy bien y recuerda que… sólo fuiste un capítulo, no la historia completa.

Y cuando él se dio cuenta que la quería, ya era tarde; ella ya había aprendido a quererse por su cuenta.

Autor: Stepha Salcas