No todas soñamos con ese hombre que viva y respire para nosotras. No todas queremos a ese príncipe azul, pues muchas sabemos que se trata solamente de un estereotipo que nos dijeron desde niñas que era el ideal para nosotras. No, no todas necesitamos ser “rescatadas” por un guerrero valiente que nos prometa conquistar un reino solo para nosotras. No todas buscamos a ese hombre perfecto, que nunca se equivoque, que siempre esté ahí para nosotras, a cada minuto, que no se nos despegue ni un segundo, que nos vea tan frágiles que piense que necesitamos permanentemente de su protección.
No todas queremos a alguien que venga a salvarnos de nuestras decepciones amorosas, porque nosotras y solamente nosotras somos las responsables de las buenas o malas decisiones que tomamos, y en el caso de una mala experiencia amorosa sabemos cuándo un hombre nos va a hacer daño o cuándo las cosas no van a funcionar, solamente que nos aferramos a la romántica idea de que todo tiene solución y por eso salimos lastimadas, pero es nuestra entera responsabilidad, no necesitamos que alguien venga y nos defienda de algo que nosotras mismas provocamos.
Más bien buscamos un hombre que no se vaya por los extremos. Un “término medio”, por así decirlo. Un hombre que sí, se preocupe por nosotras y que nos procure, pero que no nos asfixie, que nos de nuestro espacio y que nos deje tomar nuestras propias decisiones y asumir la responsabilidad de nuestras acciones. Alguien que valore la privacidad, y sí, que salga con nosotras cuando le nazca, que nos invite a cenar o nos lleve de paseo al parque, pero que también nos deje salir con nuestras amigas y que él salga con los suyos.
Un hombre que nos ame, pero que nos ame de verdad, no que esté obsesionado con nosotras. Un hombre que no sea posesivo, que sepa que en una relación las dos partes siguen teniendo libertad. Un hombre que no sea celoso y que no saque su espada cada que otro caballero se nos quede mirando. Un hombre que sea detallista, pero que lo sea de vez en cuando, porque si los detalles se vuelven cosa de diario, se hace una costumbre que ya no se disfruta, que ya no sorprende.
No queremos un príncipe azul, queremos un hombre de verdad, que tenga su vida pero que decida compartirla con nosotras.
Autor: Ser Mejor