Para mi amigo: aunque ya no estés aquí, siempre te llevaré en mi corazón



No hay tiempo específico para que superes la pérdida de un amigo.

La muerte no es más que un viaje, semejante al que realizan dos amigos al separarse para atravesar los mares. Como aún se necesitan, ellos siguen viviendo el uno en el otro y se aman en una realidad omnipresente. En dicho divino espejo se ven cara a cara, y su conversación fluye con pureza y libertad. Tal es el consuelo de los amigos: aunque se diga que han muerto, su amistad y su compañía no desaparecen, porque éstas son inmortales”

¿Cuánto tiempo tardas en superar la muerte de un amigo? En realidad nadie lo sabe. Los amigos son la familia que tú no pudiste escoger y se hacen parte de tu alma y tu vida a través del tiempo. Comparten infinitas experiencias, pasiones, gustos y sueños. Un amigo es aquel que despierta tu alma y te toca el corazón al estar siempre contigo, apoyándote en todo momento.


Cuando pierdes a un amigo tu mundo se desmorona, tratas de buscarlo en el lugar que sea, sin esperanzas de encontrarlo. Miras sus perfiles en las redes sociales esperando que se conecte y hable contigo en algún momento, pero dentro de ti sabes que no será así. Tomas tu teléfono y llamas al suyo, creyendo que la llamada conectará y podrás escuchar su voz nuevamente, pero lo único que puedes oír es el tono de espera que no te deja entrar a ese mundo que solías tener cuando hablabas con él por horas.

Te largas a llorar, pero te encierras para hacerlo, pues no quieres que nadie te mire extraño o piense que no lo podrás superar, pero créeme, llorar a tu amigo no está mal, es la manera que tienes de desahogarte y limpiarte. Nunca te quedes con el nudo en la garganta.
Querido amigo: Perderte ha sido lo más cruel que podría haberme pasado. Es como si me hubiesen cortado un brazo o una pierna, es difícil seguir caminando después de entender que ya no estarás aquí. Todo se siente como si no fuera real. Me levanto todos los días y la realidad me ataca demostrándome que nunca más volveré a verte.

Me doy vueltas por tu casa esperando que salgas y me sonrías como siempre, pero nadie sale y todo parece un mal sueño. Vivo preguntándome por qué tuviste que irte tan pronto, por qué tenías que dejarme aquí llorando tu pérdida, por qué todo fue tan cruel que tuviste que cancelar el resto de tu vida.Tenías tanto por vivir, pero al parecer tenías más que hacer allá en el cielo que aquí en la tierra.

Siempre he creído que los funerales son para quienes estamos vivos, pues lamentablemente las personas necesitan un consuelo y un último adiós para poder hacerle frente a la realidad que te enrostra que un ser querido simplemente ya no estará más. Ir a tu funeral fue la peor prueba que me ha tocado, pues tenía que sacar fuerzas de donde no las había. Tenía que levantarme, pero ni siquiera quería abrir los ojos y ver cómo era el mundo sin ti.

Es imposible. Todo cuesta. Cada palabra y movimiento se hace cada vez más difícil. Muchos me han dicho que debería seguir adelante, pues eso habrías querido tú, pero la verdad es que no entienden que no es tan fácil, que me tomará tiempo, y no sé cuánto.

A pesar de todo, aunque no estés aquí, siempre te llevaré en mi corazón, y sé que jamás te moverás de ahí, porque fuiste el mejor amigo que jamás podría haber tenido y porque te mereces el cielo y mucho más.

Hasta siempre, querido amigo, pues para mí no es un adiós.

Fuente: Por Andrea Araya Moya