Todos en algún punto de nuestras vidas tenemos que aprender a volar.
Una de las cosas más difíciles de nuestra vida, es asumir que algo a llegado a su fin, pero por más doloroso que sea, hay vínculos que deben romperse y dar por finalizada una etapa. Y es que, en ocasiones, para ser feliz tenemos que aprender a decir adiós.
Hoy es hora de cerrar ciclos y empezar un nuevo capítulo en mi vida, de liberarme de las cadenas que me atan a lo que fue, pero ya no es, de dejar atrás pedazos que ya no encajan. Es hora de tomar un poco de valor y ponerme de pie, agarrar las maletas y cerrar la puerta de ese cuarto oscuro para mirar al frente y caminar abriendo paso a un nuevo mundo. Es hora de aprender a volar.
Yo nunca olvidaré a las personas que han sido parte de mi vida, y no importa el motivo por el que ya no forman parte de mi presente, porque cada una de ellas me dejó una experiencia, me enseño algo que tenía que aprender. Algunas hicieron más bonito mi mundo, me ayudaron a ser mejor persona, me dieron increíbles momentos de felicidad, me dieron la mano cuando caí o me ofrecieron un hombro para llorar cuando lo necesité. Otras, me traicionaron, me causaron dolor, vulneraron mi autoestima, me enseñaron lo que no es el amor, o simplemente, me enseñaron a no ser como ellas. Y si hoy se quedaron atrás, es porque definitivamente, ya no encajan en mi presente.
De las experiencias se aprende, y al final, de todo se sale. Nuestras vidas están compuestas de etapas y cada una de ellas cumple un propósito y aunque el pasado no lo voy a olvidar, lo dejo donde pertenece. Es de valientes arrancar la tristeza, mirar al horizonte y emprender el vuelo. Es de valientes recomenzar y dejar de atormentarse por aquello que no volverá. Y hoy es un buen día para mirarme al espejo y empezar a amarme. Hoy decido hacer de mí un nuevo capítulo en mi vida, una persona feliz por sí misma, no por los recuerdos, ni por alguien más. Es hora de cerrar ciclos, de vivir el presente y volver a ser yo, porque mejores cosas me esperan y me quieren entera.
Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo. Deja de ser quien eras, y transfórmate en el que eres.
Autor: Karla Galleta